Somos uno, somos diferentes.

Estos días ando confundida y llena de ansiedad. El problema de Catalunya se endurece. La brecha entre independentistas y los que no lo son, es una herida difícil de superar. Cuando oigo hablar del ADN, mis ocho apellidos castellanos se estremecen. Aún así, veo mucha más nobleza en los que claman «Independencia» pacíficamente, que en los que amparados en rancias leyes,  les tapan la boca o los meten en prisión.

No veo madurez en el comportamiento de los de aquí, precipitándonos de manera suicida al abismo, ni en el de los de allí.

Aquí echamos palomas, que pronto se convierten en molestas moscas, a volar, y allí las matan a cañonazos. Mientras, los medios se posicionan y moscas y cañones, al final, son un actor, una tremenda fuente de riqueza para los productores media, que hacen su agosto.

La estulticia de unos y otros tiene al pueblo sobrecogido, atónito, porque en realidad, a pesar de nuestros apegos y preferencias, no confiamos nada, visto lo visto,  en nuestros políticos.

¿Dónde están aquellas ideas de libertad, de comprensión, de cooperación, si rompemos la baraja sólo para pagar menos impuestos y ceder menos al resto de las comunidades españolas??

Dónde, la  grandeza de ponerse en los zapatos del otro y escuchar las necesidades y anhelos del otro y trabajar para llegar a un acuerdo?. A dónde fue a parar la vieja frase de defender con mi vida que tú puedas expresar tus ideas??

Sólo estoy segura de una cosa: Nada, ningún detalle de los que se nos muestra, a pesar de tanta información, es cierto. El mar de fondo es un río de lodo, egoísmos e intereses que convergen, son los mismos en ambos lados.

Aquí y allá nos manipulan y de esa forma crean un problema permanente que nos mantiene en vilo y entretenidos.

Mientras, cae todo lo conseguido.

Sé que superaremos esta desunión, y no me refiero a la de los países.

Qué fácil es hacer llorar de dolor y frustración,  o de emoción y alegría a una persona, a un pueblo!!

Otro Tribunal, a ambos,  los juzgará.

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