
Esta tabla fue adquirida por el monarca Felipe II de España, quien la guardó en el monasterio de El Escorial. Se llevó al Museo del Prado durante la guerra civil española.
«La envidia es mil veces peor que el hambre, porque es hambre espiritual»
Miguel de Unamuno afirmaba que la envidia era el rasgo de carácter más propio de los españoles, como ejemplo escribió su novela «Abel Sánchez»…
Desde la niñez, Joaquín siente envidia de su amigo Abel. Helena es el amor platónico de Joaquín, pero es Abel el que consigue a la muchacha y se casa con ella. La frustración de Joaquín llegará entonces a ser obsesiva. Ninguno de los intentos por olvidar o superar a su adversario, (su matrimonio con Antonia, su carrera como médico, su descendencia…) será suficiente, de modo que dedicará su vida a esa pasión destructiva, sin hacer otra cosa, pese a los repetidos consejos de Antonia.
Decía el escritor argentino Jorge Luis Borges que el tema de la envidia es muy español. «Los españoles siempre están pensando en la envidia. Para decir que algo es bueno dicen: Es envidiable». A lo mejor, si es verdad, se debe a una educación basada en la COMPARACIÓN.
«En el país de los ciegos, el tuerto es el rey», «Tanto tienes tanto vales»…
Ya lo dijo Esquilo: “Pocos hombres tienen la fuerza de carácter suficiente para alegrarse del éxito de un amigo sin sentir cierta envidia”.
Yo, como ser humano conocedora empírica del tema, («estamos trabajando en ello, para repararlo»), he observado que ésta es una de las emociones más arrolladoras e irracionales . Por éso la relaciono con el sentido del olfato:
Nuestro sentido del olfato es 10,000 veces más sensible que cualquier otro de nuestros sentidos, el reconocimiento del olor es inmediato. Otros sentidos similares, como el tacto y el gusto, deben viajar por el cuerpo a través de las neuronas y la espina dorsal antes de llegar al cerebro, mientras que la respuesta olfatoria es inmediata y se extiende directamente al cerebro. “Este es el único lugar donde nuestro sistema nervioso central está directamente expuesto al ambiente.” (von Have, Serene Aromatherapy). Así, como si de una emoción se tratara, el olfato llega al cerebro directamente. No hay tálamo ni raciocinio de por medio…
El sistema límbico es una red de estructuras conectadas entre sí que se encuentra cerca de la parte media del cerebro y está conectada con el sistema nervioso central. Estas estructuras “trabajan en conjunto para tener efecto en un amplio rango de comportamientos que incluyen las emociones, la motivación y la memoria.” (Athabasca University, Tutoriales Avanzados de Psicología y Biología). Este sistema maneja las respuestas instintivas o automáticas y tiene muy poco, o posiblemente nada, que ver con los pensamientos conscientes o la voluntad.
![envidia_el_bosco[1]](https://obsidiana777.files.wordpress.com/2013/08/envidia_el_bosco1.jpg?w=685)
Don Quijote: “Oh, envidia, raíz de infinitos males y carcoma de las virtudes. Todos los vicios, Sancho, traen un no sé qué deleite consigo; el de la envidia no trae sino rencores y rabias.”
¿El envidioso nace o se hace?. Si nace así… qué le vamos a hacer!! una carga vitalicia más a superar!… Pero seguramente el envidioso no sólo «se hace», si no que «lo hacen». Tengo razones de peso para afirmarlo:
- Sinónimos: Celos, resentimiento, animosidad, rencor, tirria, rabia, resquemor, desazón, disgusto
- Antónimos: indiferencia, conformidad.